Por Karla Galleta – 7 agosto, 2015
«No es la falta de amor, sino la falta de amistad lo que hace desgraciados a los matrimonios”
– Friedrich Nietzsche
Recuerdo una frase dicha por Charlotte Lucas en la obra maestra de Jane Austen, Orgullo y prejuicio, y dice así: “La felicidad en el matrimonio es enteramente una cuestión de azar”. En la cual estoy totalmente en desacuerdo, porque si dejamos el desarrollo de una relación amorosa a la simple casualidad, la felicidad podría convertirse en utopía pura.
Para que una relación funcione de verdad tiene que ser alimentada y cuidada; tiene que ser construida sobre la base de la amistad, el afecto y la intimidad.Cuando iniciamos una relación la mayoría estamos conscientes que el enamoramiento por sí solo es una borrachera de los sentidos y que esa explosión hormonal del inicio acaba con los meses o, cuando mucho, en uno o dos años. Sin embargo, también es posible que algunas parejas puedan perdurar juntas toda la vida, manteniendo un amor apasionado, pero sereno, sin enloquecer y sin ser vulnerable.
Cuando existe amor en una relación les une “el sentido de la amistad y del humor, la pasión, la comunicación, la alegría de que el otro exista, los proyectos en común, una buena vida social, el compañerismo, la confianza mutua, la certeza de que la otra persona nunca te hará daño intencionadamente, cuando su dolor te duele, cuando hay ternura entre ambos y tienen complicidad y proyectos en común.
Muchos siguen con la idea del “amor romántico”, de la vida rosa, en donde no habrá ningún problema, todo será felicidad, y el amor durará para siempre, por el simple hecho de que se juraron “amor eterno”. Pero esta idea tan romántica sólo es síntoma del amor inmaduro, en donde no se requiere mucho esfuerzo.
Esta idealización del amor, al final provoca frustración y desencanto y la salida más frecuente es la ruptura del vínculo. He aquí una de las razones principales del porqué en la sociedad el amor se ha vuelto tan “light”, sí, una vez que comienza a dar dificultad optamos por desecharlo.
Es por eso que cada vez es más difícil mantener la capacidad de involucrarse, entregarse y amar de verdad. Tenemos tanto miedo a amar y a dejarnos querer, miedo a confiar, a entregarnos totalmente. Y como mecanismo protector, muchos optan por tener relaciones pasajeras en donde no se involucran sentimientos, sino únicamente atracción y deseo. Otros, por el contrario, optan por tener relaciones insanas, dependientes y hasta adictivas, en donde no existen límites de ningún tipo. Sacrifican su ser por el miedo de no ser amadas o ser abandonadas.
Una relación verdadera de pareja empieza cuando dejamos a un lado la idea de que la otra persona va a satisfacer nuestras necesidades insatisfechas, cuando tenemos bien claro que la relación es con un “ser real” y no con un “ideal”, cuando aceptamos las diferencias y negociamos los desacuerdos.
Cuando nos quitamos de la mente la absurda idea romántica con la que fuimos educados de que la pareja nos dará amor incondicional, fidelidad eterna y un vínculo para siempre, lo cual, seamos realistas, no corresponde a la realidad y menos ahora en estos tiempos.
El amor de pareja es un amor complejo, en el que además de compartir afinidades, respeto y valoración, debe existir atracción física y deseo sexual, expresión de afectos, comunicación abierta y constante renovación.
Cuando hablamos de intimidad en el lenguaje popular, se piensa únicamente en encuentros sexuales, pero la intimidad se trata de un proceso más amplio y profundo. Se basa primeramente en el conocimiento completo y definido de nosotros mismos, porque no se puede ser dos si no es es uno.
Cada uno de los miembros de la pareja debe tener definida su identidad, el quién soy, para así poder compartir con el otro. Considero que la buena relación con uno mismo precede a la buena relación con la pareja.
Al hablar de pareja, para que la intimidad se pueda dar, es necesaria la conjunción de algunos elementos que la sostienen y la fortalecen. “Las relaciones íntimas involucran afecto, confianza, calidez, cercanía e interdependencia, y esa posibilidad de confiarle al otro nuestros aspectos más recónditos, es lo que hace tan especial la relación»
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Considero que la comunicación es un pilar fundamental en el proceso de intimidad, satisfacción y bienestar en la relación de pareja. Es un elemento que si no está presente puede afectar e incluso anular el amor.
La comunicación verbal y no verbal ayuda a conocer a la otra persona, saber de sus pensamientos, sentimientos y necesidades, al igual que poder transmitir los propios. Es un proceso de doble vía. Una buena comunicación se basa en saber escuchar al otro, validarlo y tolerar sus diferencias sin que ello implique sentirse atacado.
La comunicación no debe tornarse en un monólogo. Es necesario preguntar, interesarse en la persona que está hablando y demostrarlo. Es importante saber negociar y llegar a acuerdos que ayuden a la solución de los problemas que todas las parejas tienen.
Las parejas para lograr una mayor cercanía e intimidad necesitan darse tiempo para hablar de los dos, de sus recuerdos y proyectos; compartir sus gustos, necesidades y temores; hablar de su historia personal, de su niñez y compartirla; soñar juntos, tener fantasías eróticas y sexuales; poder reír y disfrutar.
¿Sexo o hacer el amor?
Como he mencionado anteriormente, la sexualidad es un componente muy importante en la relación de pareja y por ello se debe buscar que sea abierta y sana.
Algunas personas han relacionado la sexualidad únicamente con el coito. Somos sexuales cuando tocamos, besamos, abrazamos y amamos. El sexo es expresión de emociones.
A través del sexo se transmite amor, se comunica ternura, es posible mostrarse vulnerable, pedir ayuda, expresar miedos sin sentirse juzgado, reírse, divertirse, abrazarse y desearse. Disfrutar de la compañía de la otra persona al tocarla, abrazarla y besarla.
Debemos expresar emociones y necesidades afectivas, ser capaces de construir una amistad con dos elementos importantes: la intimidad y complicidad.
Como una antesala a la sensualidad y al erotismo, la pareja debería compartir lo cotidiano (tratar de ser amigos y expresar sus sentimientos) para luego disfrutar del deseo y encuentro sexual.
Es importante invertir una energía creativa en descubrir estímulos y situaciones que puedan renovar el deseo y fortalecer la relación. “La sexualidad no está en los órganos sexuales, sino en la comunicación, en la capacidad de dar y recibir afecto y placer.
Para ello es necesario una actitud relajada, desprevenida y sin expectativas, sólo dejarse ir y expresar el sentimiento amoroso profundo, las caricias, dejar fluir las sensaciones, los deseos, las fantasías, permitir que nazca la intimidad, escucharse, hablar, sonreír, tener humor, abandonar el miedo de dejarse amar, soltarse… confiar.
Como ves, amigos+amantes es la formula perfecta para una buena relación y el secreto para hacer que funcione está en nosotros. Y las personas que han triunfado en el amor son quienes mejor lo han gestionado. Así que en lugar de decirle a tu pareja “Te amo”, dile siempre “Te estoy amando”, porque el amor es una construcción que nunca termina.
“No es suficiente encontrar a la persona adecuada, nosotros debemos ser la persona adecuada”.
– Jackson Brown Jr
Escrito por : Karla Galleta