Nombre: El libro de los amores ridículos
Autor: Milan Kundera
Año: 1968
País: Francia
El libro de los amores ridículos: El doctor Havel, la enfermera Alzbeta, Eduard, Alice, Klara y una falsa autoestopista son algunos de los inolvidables personajes que se entregan a los múltiples y contradictorios juegos propiciados por la amistad, el amor y el sexo. En un entorno inquisitivo y sofocante, ellos protagonizan siete aventuras, siete encuentros y desencuentros con los que Kundera, con la brillantez que lo caracteriza, incita a una risa traviesa, a un humor sabio, refinado y gozoso. «El encanto erótico se manifiesta más en la deformación que en la regularidad, más en la exageración que en la proporcionalidad, más en lo original que en lo que está hecho en serie, por bonito que sea». Doctor Havel, personaje de El libro de los amores ridículos Pero ese momento es solo un episodio más del fascinante devenir de la familia Mercader, narrado aquí como si de una de las grandes odiseas que caracterizan la novela moderna se tratara, y en el que no es Ramón, sino su madre Caridad, quien emerge como la figura principal de esta convulsa crónica del siglo XX.
Nadie se va a reír
La obra comienza con el relato de un profesor de arte en la universidad en Praga a quien se le ofrece la posibilidad de escribir una reseña acerca de una investigación científica, el señor Zaturecky. Al margen de esta situación, el profesor mantiene una relación amorosa con Klara, a quien le ha prometido encontrar trabajo como modelo. La situación del profesor comienza a torcerse cuando intenta evitar al científico y su reseña por no decirle que no está dispuesto a reseñarla. Finalmente, el profesor le explica a la señora Zarutecka, mujer del señor Zarutecky, el motivo por el que no quiere reseñar su investigación, y Klara lo abandona como consecuencia de las mentiras constantes realizadas por su amante.
La dorada manzana del eterno deseo
En este relato, se narra la historia de dos hombres que dedican su tiempo libre a hablar con mujeres y ligar con ellas. Uno de ellos, Martin, se nos presenta como un gran enamorado de su mujer, Jirina pero, al mismo tiempo, es el más mujeriego de los dos. En cambio, el segundo hombre, a pesar de seguir las huellas de Martin, prefiere dedicar el tiempo a la lectura de un libro acerca de la cultura etrusca.
A lo largo del relato, se nos va presentando como realmente ocurren esas experiencias de flirteo con las mujeres, y es que Martin nunca llega al final del asunto por estar enamorado de su mujer, y su compañero solo lo sigue en sus juegos amorosos.
El falso autoestop
El relato trata sobre una pareja que emprende un viaje en sus vacaciones. Se narra como siempre que estos viajan en coche, la mujer de la relación tiene que hacer autoestop porque terminan con el depósito de gasolina. En este viaje no ocurre, pero deciden hacer un juego de roles en el que ella actúa como una autoestopista y el la recoge en su coche. Según avanza la historia van adentrándose en los papeles del juego hasta tal punto que forman personalidades completamente opuestas a las reales. Primero comienza como un juego excitante, pero se va complicando según avanza la historia.
Symposion
Esta es la única historia que tiene relación con otra del libro, en concreto, con la sexta parte, en la que aparece el doctor Havel.
En este relato concreto la historia reside en un hospital, y la estructura es a modo de teatro, separado por actos. En la sala de guardia están reunidos cinco doctores que trabajan en ese hospital, algunos están trabajando y otros aprovechan para charlar.
A lo largo de la noche surgen distintas reflexiones sobre el sexo y el amor, además, se presentan distintas historias amorosas entrelazadas que también hacen reflexionar a cada uno de los personajes.
Que los muertos viejos dejen sitio a los muertos jóvenes
Este relato cuenta la historia de dos personajes que tuvieron una relación amorosa quince años atrás y, desde entonces, no se han vuelto a ver.
La mujer viaja todos los años hasta la ciudad en la que él vive para visitar la tumba de su marido, pero en esta última visita se encuentra con que, al no renovar el dinero del hueco en el cementero, han retirado la tumba de su marido y han puesto la de otra persona que ha muerto recientemente. La mujer se queda destrozada porque a sus espaldas carga con la presión de su hijo. Después de darse cuenta de este descuido se encuentra con este viejo amigo con el que tuvo relación hacía quince años, y como tiene una larga espera en el tren que la lleva a casa, el hombre la invita a tomar algo en la suya.
A través de conversaciones entre estas dos personas, se van dando cuenta de como han cambiado sus personas pero, a la vez, como conservan gran parte de su esencia. El hombre hace reflexionar a la mujer acerca de la carga de presión que tiene con su hijo, quine no permite que esta rehaga su vida amorosa ni tenga relaciones sexuales con otros hombres.
El doctor Havel al cabo de veinte años
Esta historia está conectada con la cuarta parte, ya que su protagonista es el doctor Havel, pero esto ocurre veinte años después. La situación del momento del personaje es enfrentándose a las trabas de la edad. De nuevo se refleja el miedo al paso del tiempo y a dejar de ser el joven que un día fue. Esta faceta del doctor Havel hace que se sienta con menos poder ya que, con la edad, no es tan atractivo.
El hecho de que su esposa sea más joven pero, a la vez, sea celosa, le hace sentir que a veces tiene momentos de juventud y sigue siendo atractivo.
Por la edad también, el doctor tiene que enfrentarse a una serie de tratamientos en un balneario, y es allí donde conoce a un joven reportero que le hará recuperar ese sentimiento de ser admirado, puesto que este necesita constantemente la aprobación del médico.
Eduard y Dios
Un joven maestro llamado Eduard se enamora de una joven que cree en Dios, algo que no gusta en su trabajo. A causa de la creencia de su pareja, Eduard decide fingir ser creyente también y acude frecuentemente a la iglesia. Esto hace que la directora, maestros y personas que trabajan en el mismo lugar adopten posturas que pretenden frenar su falsa creencia en Dios.
Finalmente, se verá al protagonista como un mártir, lo que hará que su pareja, Alice, rehusó de abstenerse del sexo y se entregue a Eduard.
Algunas frases del libro:
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La endiablada relatividad del mundo.
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Escapaba por completo a su capacidad imaginativa.
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El amor es precisamente aquello que es ilógico.
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Por suerte las mujeres tienen una habilidad mágica para modificar ex post el sentido de sus actos.
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No debería volver constantemente al pasado. Ya es suficiente con que tengamos que dedicarle tanto tiempo en contra de nuestra voluntad.
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Mear en la naturaleza es una ceremonia religiosa mediante la cual le proferimos a la tierra que alguna vez regresaremos a ella por entero.
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Una imitación mal intencionada sigue siendo una imitación y una sombra que se burla sigue siendo una sombra, subordinada y derivada, pobre y simple.
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Los deseos infantiles salvan todos los obstáculos que les pone el espíritu maduro y con frecuencia perdura más que él, hasta la última vejez.
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Vivía como un excéntrico que cree pasar desapercibido tras una elevada muralla, sin percatarse de un único detalle: de que la muralla es de cristal transparente.
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De lo que se trata en la vida es (…De) cultivar las exigencias que uno mismo se plantea, porque en ellas se refleja la medida de su propio valor.
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Lo único que puede dar la medida del amor es la muerte. Al final del verdadero amor está la muerte y sólo un amor que termina en muerte es amor.
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El valor de una persona reside en aquello que va más allá de ella, en lo que está fuera de ella, en lo que hay de ella en los demás y para los demás.
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El encanto erótico se manifiesta más en la deformación que en la regularidad, más en la exageración que en la proporcionalidad, más en lo original que en lo que está hecho en serie, por bonito que quede.
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También el juego encierra falta de libertad para el hombre, también el juego es una trampa para el jugador (…) El juego no tiene escapatoria; el equipo no puede huir del campo antes de que finalice el juego, las piezas de ajedrez no pueden escaparse del tablero.
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Puede que un hombre y una mujer estén más cerca el uno del otro cuando no viven juntos y cuando simplemente saben que existen y que están agradecidos por existir y por saber el uno del otro. Y sólo con esto les basta para ser felices.
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El erotismo no es sólo un deseo del cuerpo, sino también, en la misma medida, un deseo del honor. La pareja que hemos logrado, la persona a la que le importamos y que nos ama, es nuestro espejo, la medida de lo que somos y lo que significamos. En el erotismo buscamos la imagen de nuestro propio significado e importancia.
Fuente: Wikipedia